Desesperación. Sólo la lluvia fue el testigo fiel de lo que pasó en el ensanche de la 24 de Diciembre, lugar donde falleció la pequeña Kayla Marín, de 11 años, bajo las ruedas de un diablo rojo. La niña estaba con otra compañerita, pero ésta se salvó.
Su madre llegó al lugar, y al ver el pequeño cuerpo de su niña bajo una sábana blanca, que evidenciaba que había muerto, se desplomó en el suelo y no se separó de ella. Sus familiares se preguntaban: ¿qué hacía Kayla por ese lugar?, ya que ella tenía un bus colegial que la recogía diariamente en la escuela 24 de Diciembre, en donde cursaba el sexto grado. El levantamiento del cadáver se hizo después de tres horas.
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