Ahora impera la ley del machete. Las viejas rencillas y un poco de licor son el detonante perfecto para un encuentro a machetazos, entre los campesinos de Chiguirí Arriba del norte de Penonomé.
Rafael Gil, teniente de la Compañía de Bomberos de Chiguirí Arriba del norte, asegura que la situación es muy difícil, porque no hay cantinas, ni bodegas y los problemas por exceso de licor aumentan.
Los campesinos en el norte de Penonomé se dedican a la agricultura de subsistencia y para ello deben salir con machetes y cuchillos a su faena, lo que es una limitante para las autoridades, ya que no pueden prohibir su uso.
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