
Una nefropatía se define como la presencia de anomalías funcionales o estructurales en uno o en ambos riñones.
Las anomalías de los riñones pueden ser identificadas mediante biopsia renal, por visualización directa de los riñones (mediante una cirugía exploratoria o laparascopia) o por los marcadores de lesión renal que se detectan mediante pruebas en sangre u orina o técnicas de diagnóstico por imagen (ultrasonido).
Dependiendo de la cantidad de tejido renal afectado y de la gravedad y duración de las lesiones, las nefropatías podrán dar lugar o no a insuficiencia renal o uremia. Es importante saber que para que un riñón desarrolle sus funciones con normalidad no es necesario que todas sus células (nefronas) sean funcionales. Por lo tanto, podrá existir nefropatía sin que exista insuficiencia renal.
Los riñones realizan varias funciones excretoras, reguladoras y de síntesis, las cuales comprenden la eliminación selectiva de los productos de desecho del metabolismo del organismo, el mantenimiento del equilibrio, en cuantos a iones y electrólitos se refiere y la síntesis de varias hormonas.
En los perros, la pérdida aguda de dos tercios o más de las nefronas funcionales producirá tan sólo una disminución de la capacidad para concentrar orina de forma adecuada, pero si esta pérdida se eleva a las tres cuartas partes o más de las nefronas funcionales, aparecerá la azoemia (altas concentraciones de urea, creatinina y otras sustancias nitrogenadas no protéicas en sangre).
¿Cómo mejorar su calidad de vida?
El pronóstico de la enfermedad dependerá de la fase en la que se encuentre el perro, ya que los que están en fase 3 suelen sobrevivir de seis a doce meses. Sin embargo, muchos viven más tiempo, debido a la influencia de la calidad de los cuidados médicos y al grado de compromiso del dueño.
Siempre se debe tener en cuenta que la pérdida de función renal es irreversible en los pacientes con nefropatía. En este contexto, la recuperación se refiere a la mejoría de las deficiencias y excesos bioquímicos y a la mejoría de los signos clínicos, más que en la recuperación de la función renal.