Les llegó la ayuda. La familia Valderrama estaba pasando momentos difíciles, la comida no alcanzaba, el dinero tampoco y todos tenían algo en común: El hambre; pero eso es periódico de ayer, hoy tienen el corazón contento y la barriga llena.
A primeras horas de la mañana, nos dirigimos al sector de Tierra Prometida para entregar las donaciones recibidas para la familia Valderrama.
Antes de llegar a la casa, "Titi", como le dicen a Carlos, de seis años, nos abordó cariñosamente, mientras aprovechaba para preguntar insistentemente: "eso para quién es, ¿para la escuela o para nosotros?" Cuando les dijimos que era para él y su familia, una enorme sonrisa iluminó su rostro, desde ese momento las cosas cambiaron, el ánimo se apoderó del ambiente.
Una de las escenas más conmovedoras fue observar a los mellos en la hamaca, desnudos, mientras sus tiernas nalguitas estaban marcadas por los hilos de ésta. Al escuchar nuestra llegada despertaron; inmediatamente, su hermana mayor y su papá le pusieron los "pampers" que iban en la donación.
El jefe del hogar permanecía callado, un tanto distante y con la mirada perdida observaba a sus pequeños, mientras hurgaban en los cartuchos en busca de más y más cosas. Como volviendo a la realidad, nos miró detenidamente y bajando un poco la mirada agradeció por las donaciones de esa mano amiga y anónima.
Al salir, los dejamos tomando sus jugos y a Angely dispuesta a cocinar, ya que tendrían qué poner en la estufa para esperar a su madre, quien como ellos mismos dijeron "salió a tomar un aire", probablemente por lo agobiante de la situación; pero estamos seguros de que cuando llegó a su casa, su alegría fue cónsona con la que sintió su familia.
ROPITA
Por falta de ropa, Jason y Fernando permanecen mucho tiempo desnudos, lo que les produce mucho resfríos.
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