En una pequeña conversación, gracias a la magia del Internet, me comentaba muy molesto mi colega Carlos Figueroa, quien se encuentra en El Salvador cubriendo la participación de la selección Sub-17 de Panamá en el "Pentagonal Sub-17 El Salvador 2006", que las tarifas que paga en el taxi para movilizarse de un lugar a otro estaban muy caras, comparadas con las de Panamá.
"Aquí lo malo es que cada vez que uno se mueve son 6 "palos". Ni que fuera el súper país, Panamá es mil veces mejor en modernización", me dijo Figueroa, a lo que le respondí que: lo bueno de allá es que apoyan al fútbol, lo aman, lo sienten y lo viven. Tienen Liga Profesional y los futbolistas viven de eso.
Eso me puso a pensar en las palabras de Figueroa sobre la modernización de El Salvador, que a pesar de estar atrasados en comparación con Panamá, donde cuentan con un estadio mucho mejor que el Rommel Fernández (hablando del Estadio Cuscatlan), que aunque no tiene la tecnología para conectar el Internet, están año luz adelantados a nosotros en lo que a organización del fútbol se refiere.
Para muestra un botón. Los estadios allá en El Salvador se llenan a reventar por ver a su equipo jugar, a pesar de que su selección nacional no anda bien. Tienen un estadio donde los palcos el valor no es menor de 25 mil dólares, (sin equivocarme, creo que hay muchos más palcos que en el Estadio Nacional Rod Carew), y los clubes consiguen los recursos para ser más competitivos, para brindar un buen espectáculo.
Por eso, queridos lectores, les quiero decir que no debemos quejarnos ni vanagloriarnos de que somos mejores que un país, porque en otros aspectos el vecino es mucho mejor que nosotros.
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