Los agresores y las víctimas


Zulay Espinosa V. -

¿Qué lleva a un niño o joven a actuar con agresividad hacia otro? ¿Por qué hay otros que se convierten en presa fácil de los primeros?

Aunque el acosador escolar no tiene por qué padecer ninguna enfermedad mental o trastorno de la personalidad grave, presenta normalmente algún tipo de psicopatología. Fundamentalmente, ausencia de empatía y algún tipo de distorsión cognitiva, indica el psicólogo Nelson Riquleme.

La carencia de empatía explica su incapacidad para ponerse en el lugar del acosado y sensibilizarse con el sufrimiento de este.

La presencia de distorsiones cognitivas tiene que ver con que su interpretación de la realidad suele evitar o esquivar la evidencia de los hechos y suele delegar responsabilidades en otras personas, normalmente en la víctima, que le habría molestado o desafiado previamente, con lo que no refleja ningún tipo de remordimiento respecto de su conducta.

Los acosadores escolares probablemente presenten una distorsión en su educación familiar, la cual puede ser permisiva lo que les puede haber llevado a no interiorizar suficientemente bien el principio de realidad: los derechos de uno deben armonizarse con los de los demás.

La consecuencia es la dificultad para ponerse en el lugar del otro por una carencia de altruismo vinculada a un ego que crece a costa de los demás, meros instrumentos a su servicio, y que tiene un umbral de frustración muy bajo.