Todavía siguen marcados por la pesadilla del pasado 17 de septiembre, día en que las inundaciones causaron estragos en el sector Este de la capital.
Al menos unas seis familias del Bajo de Nueva Esperanza, compuestas por más de 30 personas viven en constante zozobra.
La razón: quedaron damnificadas, pero están albergadas en cuartos de alquiler en Altos de Tataré, y ya le pusieron fecha de cumpleaños a su salida.
Joaquín Espinoza, uno de los damnificados, indicó que le informaron que el MIVI pagará el alquiler de esos cuartos hasta el próximo 22 de octubre, de allí en adelante les corresponde pagar a ellos, pero los jefes de cada familia están desempleados y posiblemente quedarán en la calle, dijo.
Estos damnificados admiten que el Gobierno no los puede mantener, por lo que piden una oportunidad de trabajo. Sus hijos asisten a las escuelas en civil, pues perdieron sus uniformes y es poco lo que tienen.
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