Una vida inestable influye en los niños hiperactivos. (Foto: Cortesía)
Redacción
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Los niños hiperactivos que viven en familias problemáticas, donde hay padres con trastornos de personalidad, alcoholismo, psicopáticos, con enfermedades psiquiátricas, o que hayan sido maltratados o abusados, tienen más riesgo de seguir patrones de conducta similares.
Los fracasos escolares repetidos y el abandono de la escuela es otro factor predisponente a una vida inestable, abuso de drogas, delincuencia o alcoholismo sobre todo si la capacidad de inteligencia está disminuida.
Las influencias sociales en un vecindario peligroso donde hay delincuencia, y donde el niño o joven hiperactivo se relaciona desde muy temprano con personas inmersas en ese tipo de vida, reduce la posibilidad de un buen pronóstico. La coexistencia de trastornos de la conducta asociados al TH tales como la agresividad frecuente y proclividad a la crueldad contra personas o animales, hace más difícil llegar sin problemas a la vida adulta.
Finalmente, la posibilidad de contar con tratamientos adecuados durante el período de crecimiento y desarrollo, incluyendo la orientación y/o terapia familiar, la orientación y apoyo psicopedagógico, favorece el buen pronóstico.