El fin de semana realic� mi visita a Portobelo, ya que pasado ma�ana se realiza la festividad del venerado Cristo Negro. La iglesia estaba, como se dice en buen paname�o, de bote en bote; desde ya cientos de personas est�n llegando al pueblo para ofrecer al santo sus peticiones o agradecerle por alguna gracia recibida.
Siempre es conmovedor ver la fe de muchos, quienes van a escuchar la misa, rezar el rosario con tanta devoci�n acompa�ada muchas veces de l�grimas, adem�s de formar largas filas para estar frente a frente con el �Santo Negrito� y prenderle una vela.
Pero tambi�n es interesante observar a esos paname�os y extranjeros que cada a�o se apostan en el lugar para ofrecer sus productos alusivos al santo, alimentos o alg�n otro recuerdo del lugar. Esas personas que por lo menos durante una semana abandonan sus hogares y se las ingenian para dormir, comer y hasta asearse en un peque�o puesto, con la esperanza de que al final de la celebraci�n, hayan recaudado el dinero para sostener a su familia.
S�, el Cristo Negro de Portobelo es muy querido, pero ojal� de �l no nos acordemos cada 21 de octubre y, en cambio, practiquemos la fe en �l como intermediario de Dios el resto del a�o.