¿Sabían ustedes que los enfermos que son trasladados en ambulancias desde el área oeste y viajan como en los diablos rojos, haciendo paradas?
Si no me creen, les cuento la historia de lo que me ocurrió hace unos días.
Mi hijo estuvo muy enfermo durante tres días. Yo vivo en La Chorrera, pero la tarde del segundo día decidí llevarlo a urgencias de la policlínica de Arraiján, donde estaba atendiendo el doctor que me lo vio el primer día en una clínica privada.
El médico consideró que debía ser trasladado en ambulancia hacia el hospital de Especialidades Pediátricas. Eran las 7 de la noche. La ambulancia llegó después de las 9 a la policlínica. Salimos de allí a las 9: 30, pero mi hijo no iba solo.
En el busito, dizque acondicionado para ambulancia, iba un señor en una camilla y su hija, una señora con una niña, otra con un niño y yo con mi hijo. Además, iba la auxiliar, que decía: ¡acomódense para que quepan todos! ¡Agárrense!
Yo, en medio del susto por la enfermedad de mi hijo adolescente, pensaba que me había equivocado. Yo iba en un diablo rojo con pavo incluido. Pero eso no fue todo.
Resulta que iba de parada en parada. La primera fue en el Complejo de la Caja de Seguro Social. Allí se bajó el señor de la camilla. La auxiliar fue a entregar sus papeles y a "pelear" su camilla, porque cuando no hay camas allí, se quedan con las camillas de las ambulancias.
Después, fuimos al hospital del Niño. Allí se bajó otra señora y su niño. Volvió a bajarse la auxiliar.
Luego llegamos al hospital de Especialidades Pediátricas, ya casi a las 11 de la noche. Antes de la última parada, me llamó mi hermano que tenía mucho rato de estar esperándonos en la Pediátrica. "Ya voy", le dije. "Es que estábamos en el complejo, luego en el hospital del Niño y ya vamos llegando allá".
Mi hermano pensó lo mismo que yo, y ni corto ni perezoso, expresó: "Dianche, ¿es que tú vienes en una ambulancia o en un diablo rojo?". Bueno, al menos ahora hay ambulancia en Arraiján. Hace unos meses, ni eso había.