¿No tengo algún caso de calumnia e injuria? No, todavía no le ha salido... Entre broma y en serio esa fue la breve plática que tuve con un policía, quien me puso el temido "Pele police" en un retén en el puente Centenario.

Y es que debo admitir que, aunque estaba segura de que no tengo nada por qué preocuparme, sentí cierto temor al ser verificada en ese aparato que justo un día antes había mantenido a un colega retenido por más de tres horas por un caso de calumnia e injuria por el que fue condenado e indultado años atrás.

Pero a la vez, sentí pena, sí, sentí pena por el hecho de que los periodistas nos sintamos intimidados por hacer nuestro trabajo, por sacar a la luz alguna verdad que a otros les conviene mantener oculta.

Señores, nuestra intención no es calumniar ni injuriar a nadie, sólo hacemos lo que mejor sabemos: trabajar en el periodismo, lo que incluye investigar y denunciar las cosas que los personajes del Gobierno, o no, están haciendo mal.

No somos dioses ni no los creemos, solo somos personas comunes y corrientes que, aunque también cometemos errores en nuestra profesión, queremos lo mejor para nuestro país, para nuestra sociedad.

Ojalá y esta columna no hiera susceptibilidades y ahora sí me acusen de calumnia e injuria.