Señora Moza, siento que es usted una mujer que me inspira mucho, por eso he decidido escribirle para contarle lo que siento. No sé ni por dónde empezar, pero mi historia es triste. Moza, estoy enamorado de una mujer dulce, cariñosa, atenta, inteligente y hermosa, pero ella no es una persona cualquiera, es mi profesora de un curso de inglés y no sé cómo acercarme a ella. Tengo entendido que ella da cursos personales de inglés, pero creo que eso no sería una excusa porque ya tengo clases con ella y me va muy bien, aunque me haga el bruto. Ella es una mujer de 35 años y yo tengo dos menos que ella. He tratado de averiguar dónde vive y con quién, y para sorpresa y alegría mía es soltera y vive sola. Desde ese día he tratado de acercarme un poco, y ya logré invitarla a comer un día que la seguí y me bajé en el mismo restaurante que ella. Moza, quiero hacerla mi esposa, pues conversamos tan bien que estoy seguro de que ella es la mujer de mi vida. La miré durante toda la comida, casi me olvido que estaba allí para comer, pero ella con su sonrisa me lo recordó. Ahora somos amigos y he logrado salir ya dos veces con ella; sin embargo, ya no quiero seguir dejando que pase el tiempo sin tenerla a mi lado. Moza, creo que a esa chica le atraigo, ya que ella también me mira con ternura, aunque no a la cara, porque es como tímida. Dame un consejo, mi nombre es Peter.

DECLARALE TU AMOR Y PRUEBA

Peter, qué historia más linda la que me has contado, me parece un cuento de novela que sólo está en espera de su final, y que sea feliz. Me pides consejo y creo que debes actuar pronto para que tu historia siga tan bonita como hasta ahora.

Debes decirle a esa mujer que la amas, que desde que la viste te robó la calma y que sientes que es tu alma gemela. Estoy segura de que cuando escuche tus palabras, cosas muy positivas pasarán entre ambos, pues te toca lograr que así sea. No te preocupes por la diferencia de edades, ambos están mayores y tienen derecho a ser felices. ¡Suerte!