Tenía que pasar algún día y fue el Espanyol, uno de los equipos más en forma de esta Liga, el que acabara con la condición de invicto de un Real Madrid mediocre que, hasta hoy, no ha refrendado con su fútbol los números que le acreditan como líder de la competición al ganarles 2-1.
En la primera jugada del partido, Valdo forzó un saque de esquina, Luis García lo botó desde la izquierda y Riera, libre de marca, conectó al fondo de la red un cabezazo inapelable para poner el 1-0 en el marcador.
Sin embargo, el gol no cambió el guión de los de Ernesto Valverde, un equipo en estado de gracia y sobrado de confianza tras liquidar al Sevilla, el Deportivo y el Valencia en sus tres últimos compromisos ligueros.
Un disparo lejano de Sneijder y una internada de Van Nistelrooy frenada por Kameni fue todo el peligro blanco en estos primeros cuarenta y cinco minutos.
El Espanyol tampoco generó mucho más, aunque la contundencia de su juego le bastó para impedir al conjunto blanco salir desde atrás con comodidad y no pasar apuros.
El Real Madrid salió igual de frío tras la reanudación y acabó de congelarse cuando, a los ocho minutos de la segunda parte, Tamudo recogió en la frontal un balón servido por Valdo, levantó la cabeza, vio adelantado a Casillas y ejecutó una sutil vaselina para finiquitar la clara superioridad blanquiazul (2-0).
Un gol de Sergio Ramos a la salida de un córner justo cuando empezaba el tiempo añadido puso algo de suspense al partido (2-1), pero esta vez el Espanyol no se dejó sorprender y se llevó una victoria más que merecida ante un Real Madrid que, pese a seguir sin jugar bien, dormirá una semana más como líder de Primera.
DECISIVO
Con el golazo de Tamudo acabó el partido para los blancos y empezó la fiesta para el Espanyol.
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