El lunes llegó a su final la producción de Telemetro 'Súper Colegiales' y a pesar de ser, en mi opinión, el programa mejor producido de la televisión nacional y con mayor aporte a la educación y entretenimiento en familia del 2009, su final pasó sin pena ni gloria. Su despedida fue nula, sin fuerza, imperceptible, sin una promoción extraordinaria que nos invitara no solo a sintonizarlo, sino a recordarnos que él existía y que era bueno. En otros cierres o lanzamientos de producciones malas de esa pantalla, todos sus presentadores estuvieran literalmente uniformados y hablando de ello. En esta ocasión no fue así.
Súper Colegiales, gústele a algunos o no, fue un programa que aportó mucho en materia de entretenimiento, producción y educación. Su producción visual era impecable. El que sabe de televisión no puede negarlo. Tuvo errores, sí, pero mínimos para una producción que involucraba movilizaciones, muchos recursos y un despliegue logístico muy interesante.
Aunque en audiencia le fue bien y en ventas mejor, ¿por qué no fue el exitazo más comentado de los medios y en la calle? Tengo mi hipótesis y puedo estar equivocado.
Por un lado, los canales comerciales están, aunque suene horrible, acostumbrando a su audiencia a darle porquerías, y cuando a ella le vienen con un show bueno en contenido y producción, no se lo cree. Por otro lado, ventas o producción de Telemetro nos vendió a las tres presentadoras como a unas ñañecas, tontas o retrasadas que no sabían comer un pastel, se manchaban la ropa y lloraban como malcriadas en los camerinos porque el cerebro no les daba para lavar el t-shirt y tenía que aparecer "alguien" que les dijera que en un supermercado podían encontrar jabón. A ello súmele que cuatro meses para un show que no varía por semana es muchísimo y muy difícil mantener a una audiencia cautiva y, lo peor, que dentro de la propia producción y del canal se crearon desde antes de iniciar el show supuestas intrigas entre las presentadoras que despertaron una expectativa mediática en ver si se llevaban bien o no, en vez de, juntos, crearle una expectativa positiva de unión al programa.
Sus presentadoras no hicieron 'clic' con la audiencia porque se veían sobre actuadas, no se veían como el panameño normal, no hubo entre ellas una distribución de razas que apelara -en un país que aunque se diga que no, sí hay racismo- a varias etnias. Muchas veces se veían distantes entre ellas y entre las propias barras.
En Súper Colegiales tampoco contaron con el apoyo de los medios impresos para generar opinión. Los impresos no le 'pararon mucha bola' a este show porque no generaba polémica o morbo como Muévelo, Bailando por un sueño o Vive La Música. Así de simple. El mismo canal como empresa no apostó en su máximo a crearle imagen y recordación o giras mediáticas a Súper Colegiales, como hacen por ejemplo con la porquería de Paparazzi o hicieron con Buscando al Pepito que para mí aún sigue perdido. Su horario fue perverso porque a las nueve de la noche, un lunes, los padres de familia aún están peleando con sus hijos para que hagan las tareas. Este show familiar era para un domingo en franja vespertina familiar junto a La Guerra de los Sexos y Don Francisco.
Súper Colegiales tuvo todo para ser el gran show familiar del 2009 porque, reitero, fue muy bueno y sano proyecto con extraordinaria producción. Su éxito o fracaso, dependiendo de qué ojos lo mire, tiene muchos responsables. ¡Muchos!