Las penitencias tan dolorosas que practican los creyentes que todos los años caminan a Portobelo, son consideradas como innecesarias por el Padre Antonio Onega, de la Iglesia de San Felipe, "porque Dios no quiere ver sufrir a sus hijos".

Onega indicó que a diferencia de otros años, el alcalde de Portobelo, Carlos Chavarría, alejó las actividades festivas de la iglesia para que se respete este acto, que es religioso.

Como siempre, los peregrinos cargaban sus pesadas capillas, velas derretidas que dejaban caer en las espaldas y se arrastraban con sus rodillas para llegar a la iglesia, donde los esperaba el Cristo milagroso El Nazareno.

Chavarría dijo que unidades de la Policía, la Policía Técnica Judicial y del Servicio Marítimo Nacional y los otros organismos de ayuda registraban a los asistentes y se informó que ocho personas fueron retenidas, entre éstas un supuesto homicida, y otros señalados por estafa y robo.

Uno de los hechos relevantes fue un incidente entre un uniformado y un visitante, luego de que el visitante golpeara en el rostro a una unidad que resultó con fractura en la pierna.