Un rey tenía un consejero, al que consultaba sobre cada acontecimiento de importancia en el reino. El consejo principal del sabio era siempre: "Todo lo que pasa es siempre para bien". Pero ya el rey se estaba cansando de oír la misma cosa una y otra vez.

Un día, mientras cazaba, el rey se dio un tiro en un pie. Presa de su dolor, se volvió hacia su consejero para pedirle su opinión. Y el consejero respondió como siempre: "Todo lo que pasa es siempre para bien".

Se sumó su coraje a su dolor, y el rey ordenó la prisión para el consejero.

Esa noche, el rey bajó a la prisión para ver al consejero, y le preguntó qué sentía acerca de estar en la cárcel. El consejero respondió como siempre: "Todo lo que pasa es siempre para bien". Esto enfureció más al rey y dejó al sabio en la prisión.

El rey salió otra vez a cazar. Pero se fue demasiado adelante de sus acompañantes y fue capturado por una tribu hostil. Los nativos lo llevaron a su pueblo para ser sacrificado para los dioses. Por sus tradiciones, sólo ofrendas perfectas son aceptables y el rey parecía perfecto. Pero descubrieron la cicatriz en su pie y tuvieron que rechazarlo para el sacrificio. Lo soltaron y se fue como flecha para su reino - dándose cuenta de lo que le decía su consejero: "Todo es siempre para bien."

El rey llegó a liberar al consejero quien le hizo ver lo bueno de haberlo encarcelado, porque él siempre estaba a su lado y no tenía imperfecciones, por lo que lo hubieran sacrificado en el lugar del rey.

LEY: Todo lo que pasa tiene un propósito.

Como dijo Nieztche: "Lo que no me mata, me hace más fuerte".