Una tragedia que no se olvida

En ese hecho, ocurrido el 23 de octubre de 2006, 18 pasajeros fallecieron (13 mujeres y cinco hombres, dos de ellos niños) todos calcinados, luego de que el bus en el que viajaban se incendiara al presentar desperfectos mecánicos con el aire acondicionado.

Pero además del luto que dejó en esas familias, unas 25 personas resultaron heridas, dos de ellas con severas quemaduras, por lo que han requerido de múltiples cirugías e injertos de piel realizados en el extranjero.

El hecho

A eso de las 2.00 p.m. del 23 de octubre, un bus de la ruta Mano de Piedra-Corredor Norte realizaba un recorrido tradicional, antes de llegar al lugar donde ocurrió la tragedia, hizo una parada en la garita del Corredor Norte, porque muchos de los pasajeros le advirtieron del olor a quemado que se sentía, además del calor sofocante que había en el lugar, pero nada de esto fue tomado en cuenta por el conductor del vehículo.

El bus tenía capacidad para 55 personas sentadas, pero ese día llevaba pasajeros de pie. Justo cuando procedía a dejar a una persona en la parada de Hossana, el bus estalló en llamas y se produjo la tragedia que todos conocen y que dejó una grave muestra del pésimo transporte del país.

El Hospital Santo Tomás (HST) fue el lugar donde llevaron a los heridos, además del Hospital del Niño (HDN).

Testimonios

Doriselia Bonilla tenía 52 años en 2006 cuando falleció al viajar el 23 de octubre en un bus de la ruta Corredor Mano de Piedra, con placa 8B-06; sus momentos en este mundo son recordados todos los días por sus familiares, en especial por su hermana Servilia De Gracia, de 52 años.

Con nostalgia, Servilia narró que el 23 de octubre de 2006 a la 1:25 p.m., su hermana Doriselia tomó el bus en Torrijos Carter para buscar a las 2:00 p.m. a una persona en el Complejo Hospitalario de la Caja de Seguro Social en la Transístmica; sin embargo, no pudo concretar su misión; aunque alguien le dijo que no viajara en el vehículo porque estaba presentando problemas, ella lo hizo porque estaba apurada.

Doriselia Bonilla tenía tres hijos y se caracterizó por ser una madre ejemplar. Servilia presintió la tragedia, pues al escuchar la noticia en los medios de comunicación, dijo: ‘mi hermana viajó allí’, y al trasladarse a la ciudad de Panamá se percató de que la persona con la que se iba a ver la esperaba aún. El cuerpo de Doriselia fue calcinado en su totalidad, por lo que fue difícil para la familia reconocer los restos.

Todo sigue igual

"No se ha hecho justicia por los fallecidos en el bus 8B-06 porque ya han pasado seis años y los papeles duermen en la Corte Suprema de Justicia; además, no hemos recibido apoyo de nadie ni del Gobierno", aseguró afligida Servilia.

Para De Gracia no solo el conductor y el secretario del bus deben pagar por el lamentable incendio del vehículo, ya que la empresa Eficasia, Bolívar Pariente, el Banco Nacional de Panamá también participaron en el arreglo del transporte que llegó al país en pedazos. Solo esperan que algún día se haga justicia.

Servilia De Gracia pide a los gobernantes que eviten que suceda otra tragedia, ya que ellos no esperan solo el 23 de octubre para recordar a sus seres queridos; ella considera que ha sido una mala opción de las autoridades poner a conducir los metrobuses, a los que laboraban en los “diablos rojos”, les recomienda que averigüen bien a quién les dan indemnización por buses viejos.