“Se te olvidó, papá, enseñarme a llevar paquetes". ¿Cuándo se contó conmigo en casa? ¿Cuándo tuve que recoger a mis hermanos del colegio? Ayer mandaste al chofer a hacer mis trámites para la Universidad. Se te olvidó, papá, dejarme pagar mi colegiatura. ¿Cuándo tuve que lavar el carro los domingos y arreglar el jardín, recoger las hojas, sacar al perro y lustrar mis zapatos? ¿Por qué no me mandaste a comprar las medicinas a la farmacia o recibir el gas y pagarlo?
En vacaciones, ¿por qué no fui a la fábrica a empacar zapatos? ¿Por qué no escogía yo mi ropa? ¿Por qué no compré yo solo algo que me gustaba, sin que tú me dijeras qué comprar?
Mamá, ¿por qué me dejabas sin ir a comprar leche cuando yo me negaba? ¡Se te olvidó ser firme y mandarme, mamá! Era más fácil que las sirvientas hicieran bien las cosas y sin riesgos. ¿Por qué no se arriesgaron a dejarme llevar un paquete? Se les olvidó enseñarme a ser hombre.
Ya a los 18 años se me caen las manos. A mí también me da vergüenza. Fíjate que en la universidad nombraron a Roberto delegado del grupo. Dicen que tiene responsabilidad. A Juan lo nombraron coordinador de la excursión del profesor de Historia. Y recibe las cuotas y da los avisos. Y a Robles lo nombraron capitán y está uniformando a su equipo. Consiguió él mismo el 25% de descuento en los uniformes. Pero Robles, desde chico, lava el coche de su casa y arregla el jardín, y Roberto recoge a sus hermanas en el colegio. Y a tu hijo lo dejaron sin paquete. Dicen que no tengo responsabilidad.
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