Ambos sobrevivientes coinciden que no se ha hecho mucho en el tema del transporte. (Foto: ROBERTO BARRIOS / EPASA)
Carolina Sánchez P.
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En ocasiones se deprime. Lidia Atencio, la enfermera que sobrevivió a la tragedia del accidente del bus 8B-06, sana sus lesiones con tratamientos que le son dolorosos, pero siente que no avanza.
Hace tres meses, ella se sometió a una operación, por lo que tuvo que dejar de laborar en el Hospital del Niño para recuperarse. "A pesar de que la operación no resultó como esperaba, trato de seguir adelante. Tuve que ser atendida en Salud Mental, porque me deprimí bastante", aseguró.
Manifestó que le hacen filtraciones en varias partes de su cuerpo (inyectar medicamentos), para suavizar la piel y poder hacerse las cirugías que le faltan.
Desea con todo su corazón que la ayuden para hacerse las cirugías en el extranjero, al igual que a Luis Contreras, otro de los afectados.
Para proteger sus cicatrices mantiene sus manos vendadas, pues su piel está muy delicada.
Las cremas y jabones que utiliza son costosas y, para colmo, los frascos son chicos. El Despacho de la Primera Dama se comprometió en brindarles atención médica y ayudarla en la compra de los medicamentos.
HOMENAJE
En tanto, Edgar Escartín, padre de los niños Albin y Josué (q.e.p.d.), expresó que hoy, en la escuela María Henríquez, en La Cabima, realizarán un acto para recordar a los niños.
"Es un cuadrangular de juegos de fútbol que era el deporte que practicaban mis hijos", dijo.
La actividad iniciará a las 8:00 a.m., y contará con la presencia de todos los compañeros de salón de Albin.
Desde hace un año, Escartín fundó una escuela de fútbol que se llama JAZ, en honor a sus dos hijos y a su esposa, quien también murió en esa tragedia. "Es dedicada a todos los niños y pagan un dólar por mes, dinero que se utilizan para el transporte y limpiar el cuadro", expresó.
Hace cuatro meses Escartín volvió a casarse y tiene planeado tener otros hijos.