|
Quitarle a los niños y las niñas su vocación al trabajo, puede traer como consecuencia una explosión social en nuestro país, así lo dejó entrever Sor Lourdes Reiss, quien forma parte de una comisión que elabora un proyecto de ley para proteger a infantes y adolescentes.
Quitarle a los niños y las niñas su vocación al trabajo, puede traer como consecuencia una explosión social en nuestro país, así lo dejó entrever Sor Lourdes Reiss, quien forma parte de una comisión que elabora un proyecto de ley para proteger a infantes y adolescentes.
"El problema es que si ya no pueden hacer un trabajo, van a buscar otras cosas qué hacer más peligrosas para ellos, en donde exponen su dignidad y hasta su salud", dijo preocupada la religiosa.
"El problema es que si ya no pueden hacer un trabajo, van a buscar otras cosas qué hacer más peligrosas para ellos, en donde exponen su dignidad y hasta su salud", dijo preocupada la religiosa.
Sin embargo, Reiss calificó de penoso el hecho de que tanto las niñas como los niños tengan que trabajar. "Es un asunto serio que compete a todos, se prohíbe trabajar a los de acá en los supermercados; pero, ¿qué se hace con los de los cañaverales y cafetales?, afirmó Sor Lourdes Reiss.
Sin embargo, Reiss calificó de penoso el hecho de que tanto las niñas como los niños tengan que trabajar. "Es un asunto serio que compete a todos, se prohíbe trabajar a los de acá en los supermercados; pero, ¿qué se hace con los de los cañaverales y cafetales?, afirmó Sor Lourdes Reiss.
Reiss recordó a la niña Judith Olivia Barba, que en el año 1999 fue a representar en la Cumbre de Ginebra a los niños del mundo y a Panamá, pero lamenta que las cosas de los niños se dejen en un tercer lugar. No votan, no tienen voz para gritar y, cuando lo hacen, los quieren meter presos. Precisamente, Judith, quien trabajó desde los cinco años vendiendo bollos y quien hoy es madre de familia, considera que el Gobierno debe apoyar a estos niños, porque después que ella participó en la Convención de Ginebra no ha recibido ninguna ayuda. Basada en su propia experiencia, advierte que si les quitan la oportunidad de trabajar, se pueden perder en el vicio o se pueden meter a robar para tener algo.
Reiss recordó a la niña Judith Olivia Barba, que en el año 1999 fue a representar en la Cumbre de Ginebra a los niños del mundo y a Panamá, pero lamenta que las cosas de los niños se dejen en un tercer lugar. No votan, no tienen voz para gritar y, cuando lo hacen, los quieren meter presos. Precisamente, Judith, quien trabajó desde los cinco años vendiendo bollos y quien hoy es madre de familia, considera que el Gobierno debe apoyar a estos niños, porque después que ella participó en la Convención de Ginebra no ha recibido ninguna ayuda. Basada en su propia experiencia, advierte que si les quitan la oportunidad de trabajar, se pueden perder en el vicio o se pueden meter a robar para tener algo.
|