No es posible que Islas Caimán, Antillas Neerlandesas y Guyana, países que no llegan ni al millón de habitantes y sin la creciente economía de Panamá, aparezcan en el medallaro de los Juegos.
En lo que va de estos Juegos los atletas que han desfilado por los coliseos mexicanos no han demostrado el avance deportivo de nuestro país.
Desde el boxeo hasta el fútbol lo que se trae para el país de estos juegos es fracaso. Sí, fracaso, porque no se tiene nada que ofrecer deportivamente al continente. Lejos de las pugnas de los dirigentes, quienes se creen los dueños de los atletas, caso atletismo, hasta los deportes que no tienen cabida en el país y asisten por llenar un cupo a la justa, caso tiro deportivo y pentatlón moderno, disciplinas que pasarán a la historia, como un relleno.
Lo que pasa en los Juegos es un llamado de atención para nuestros dirigentes y gobernantes. El deporte es también la imagen de un país. No podemos pensar que cuando enviamos un grupo de atletas a una competencia solo vayan a participar.
De seguro Antillas Neerlandesas, Guyana e Islas Cayman solo le apostaron a esos deportistas que tenían esa oportunidad de ser parte del medallero.
No podemos seguir yendo a dar mala cara a nivel internacional porque esto deja en evidencia que la inversión, la formación y preparación de los atletas y entrenadores -que hace el Estado- no es la adecuada.
Será qué algún día se darán cuenta que el deporte es más poderoso, que los millones de dólares que se invierten en embajadores diplomáticos, si seguimos así, desapareceremos del panorama deportivo.