
El panameño Manuel Botazo irradia buen ánimo.
El panameño Manuel Botazo irradia buen ánimo.
El panameño Manuel Botazo irradia buen ánimo.
Las estampitas religiosas son parte de los productos.
El señor Manuel trata de dar lo mejor cada día.
Los rosarios son los más buscados por los clientes.
Manuel Botazo tiene 15 años de vender artículos religiosos.
Fotos: QUINTÍN MORENO
El panameño Manuel Botazo irradia buen ánimo.
Las estampitas religiosas son parte de los productos.
El señor Manuel trata de dar lo mejor cada día.
Los rosarios son los más buscados por los clientes.
Manuel Botazo tiene 15 años de vender artículos religiosos.
Fotos: QUINTÍN MORENO
El panameño Manuel Botazo irradia buen ánimo.
Las estampitas religiosas son parte de los productos.
El señor Manuel trata de dar lo mejor cada día.
Los rosarios son los más buscados por los clientes.
Manuel Botazo tiene 15 años de vender artículos religiosos.
Fotos: QUINTÍN MORENO
El panameño Manuel Botazo irradia buen ánimo.
Las estampitas religiosas son parte de los productos.
El señor Manuel trata de dar lo mejor cada día.
Los rosarios son los más buscados por los clientes.
Manuel Botazo tiene 15 años de vender artículos religiosos.
Fotos: QUINTÍN MORENO
El panameño Manuel Botazo irradia buen ánimo.
Las estampitas religiosas son parte de los productos.
El señor Manuel trata de dar lo mejor cada día.
Los rosarios son los más buscados por los clientes.
Manuel Botazo tiene 15 años de vender artículos religiosos.
Fotos: QUINTÍN MORENO
Botazo tiene 49 años de edad, y de vender estos artículos lleva unos 15 años. Este trabajo le da el dinero para sobrevivir con toda su familia.
No solamente vende en la Basílica Don Bosco, pues cuando hay fiestas religiosas como el Nazareno de Atalaya, el Señor de Los Milagros, en La Mesa, ambas en Veraguas; el Cristo Negro de Portobelo, en Colón, entre otras, allí encontrará a este personaje.
Él vive con una hija y un nieto en Villa Guadalupe, distrito de San Miguelito, y aunque hay días en que solo se gana 10 balboas, es feliz porque se gana la vida de una manera honrada y tiene para vivir.
Para él lo más importante es que el cliente se sienta satisfecho con el producto. Cuando las personas se aproximan a su puesto de trabajo, les ofrece su alegría, pues no desea que la gente esté aburrida.
Manuel vende rosarios, inciensos, estampitas, libros, imágenes religiosas, entre otros artículos.
De los ingresos por la venta, él le paga a la Basílica Don Bosco un pequeño impuesto por permitirle vender allí. Con gran entusiasmo Botazo dijo sentirse muy protegido por Dios, porque para él, hacer el bien a los demás es lo que le agrada a Dios.
Este panameño se levanta todos los días muy temprano para llegar y armar su pequeño puesto de trabajo, donde le ofrece a sus clientes, además de artículos, consejos y su característico buen humor.