Dolor y desconsuelo fueron los sentimientos compartidos por cuatro familias que ayer enterraron a seres queridos, que trágicamente perdieron la vida en el accidente ocurrido el pasado lunes, donde un bus se convirtió en una bola de fuego, en la vía Martín Sosa.
El Parque del Recuerdo no se dio abasto para la cantidad de personas que llegaron a despedir a Melva Elena Sánchez, de 36 años; Noritza Tejada, de 41 y Milagros Valencia, de 15.
Estas panameñas, que compartieron un triste destino, tenían en común su humildad y su empeño por progresar. Cada una por su lado, había salido ese día a hacer sus labores diarias, abordaron como siempre la única opción de transporte que tiene la gente humilde, y luego quizás, de compartir un saludo de buenos días, siguieron su recorrido.
DOLOROSO
Algunos enjugaban sus lágrimas discretamente, mientas que otros sin poder contener su llanto, gritaban de dolor. El acto dio inicio.
El pastor, con palabras de esperanza alentaba a todos a que pensaran en éste, como un incidente para la reflexión, y que más que sentir pena por el alma de Melva, comprendieran que esta joven madre se encuentra en un mejor lugar, "no hay mejor lugar para estar, que en la presencia del señor".
ORGULLOSA
Quienes conocieron a Melva Sánchez, la definen como una mujer excepcional, que hasta el último de sus días lo dedicó a sus tres hijos. Irónicamente, mientras ella se dirigía a buscar útiles y materiales para los quehaceres escolares de sus vástagos, uno de ellos, Mauses, reemplazaba al profesor de español, en la escuela donde estudia. Gracias a la buena educación que le dio su madre, Mauses ha logrado sobresalir en su escuela con un promedio de 4.7. Igual Moisés y Jesús, quienes aprendieron muy bien de los buenos consejos de su madre.
MURIO SALVANDO A SU HIJO
La historia de Noritza Tejada, ha sido una de las más conmovedoras de esta tragedia. Ese día, Nori iba en el bus en compañía de su hijo Juan David. Al iniciarse el siniestro, su instinto de madre prevaleció por encima de todo, y antes de salvarse, se aseguró de que Juan David sobreviviera, lanzándolo por una ventana. Lamentablemente ella no pudo salir.
"Noritza murió como una valiente, pues aún sabiendo que no podría salir, tomó su herencia y la colocó lejos, aunque sabía que lo que venía para ella era difícil", estas palabras surgieron durante su sepelio.
"LA BUENA PASTORA"
Viniendo de una familia de pastores, Noritza encaminó su vida hacia el señor, y junto con sus padres y esposo, que también es pastor, dedicó su vida a dar la palabra en su tierra, la Isla de Pedro González, en Darién.
Cientos de hermanos en Cristo que compartían con Noritza en la Iglesia Jesús El Buen Pastor, llegaron a participar del acto de despedida, que más que ello se convirtió en un culto a la vida de una destacada servidora.
Aunque amaba su isla, Noritza vino a la ciudad para que Cecilia, Josué, Keyla y el pequeño Juan David, pudieran recibir una educación completa, pues en Pedro González sólo hay escuela primaria.
A pesar de las esperanzas y su fe en Dios, su familia se mantiene consternada, y aunque confían en que Noritza ya está en buenas manos, aún lamentan lo que sufrió ese día. Su hermano César expresó al respecto, "me duele lo que pasó quemándose, pero es la única forma en que el diablo mentiroso puede hacerlo".
TRISTE ADIOS
Con caras tristes y cintas negras, llegaron los compañeros de Milagros Valencia, una jovencita de 15 años que también perdió la vida en el accidente del lunes.
Mili, quien cursaba el cuarto año en la escuela La Santa Familia, había salido temprano ese día, y sin saber lo que ocurriría, en la tarde aceptó acompañar a su padrastro Iván Castillo a hacer unos mandados.
En la iglesia, sus compañeros le hicieron una calle de honor a los restos de la joven, que llegaron en una pequeña y blanca urna. Su madre, visiblemente consternada escuchaba la misa y las palabras de amigos de Milagros, que siempre la recordarán como una niña vivaz y juguetona.
QUE NO SEA EN VANO
No hay vuelta atrás, la tragedia que conmocionó a todo Panamá, jamás será olvidada, pero todos las familias que sufrieron tan lamentable pérdida esperan que no sea en vano. "Hay quienes quieren arreglar el mundo después que suceden las cosas, y a diario ignoran el clamor de un pueblo", estas ciertas palabras dichas con dureza durante uno de los sepelios, son el sentir de un pueblo cuyo clamor aún no ha sido escuchado.
OPERATIVOS
Este horrible accidente ha agravado la situación del transporte público, que ahora está en el ojo de la tormenta. Por un lado están las autoridades que han montado operativos en todo el país; los transportistas que aseguran que esto es una persecución y el pueblo que arriesga su vida a diario.
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