Siempre le sonríe a la vida. (Foto: ERICK AURELIO MARCISCANO / EPASA)
Didier Hernán Gil
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Sentado en la vereda cercana al Hospital del Niño y frente a la Sala de Maternidad del Hospital Santo Tomás, puede encontrar a Dionisio Chávez, quien muestra vistosas piezas artesanales, especialmente, aretes y argollas femeninos para la venta.
Este señor manifestó que con los materiales en casa, puede confeccionar hasta 100 pares al día. No obstante, este trabajo no es fácil, ya que, aparentemente, las ganancias no andan muy bien para estos días, pero a pesar de esto no se da por vencido. Chávez es un marino jubilado y le gusta viajar, razón por la que, dijo, esta actividad es un pasatiempo y un complemento para su edad.
De su experiencia laboral expresó que como "hombre de mar" estuvo trabajando en la embarcación El Chiriquí, que era comandada por el general Omar Torrijos Herrera.
Mientras mostraba las piezas confeccionadas, manifestó que fue en 1980 cuando llegó a Brasil, se enamoró, se casó y se quedó a vivir por un tiempo en tierras cariocas. Fue en este lapso cuando su cuñado le enseñó a confeccionar las artesanías.
En 1997, tras la muerte de su cónyuge, decide volver a su natal México, pero como ya tenía una mentalidad de viajero decidió retornar a Panamá y desde entonces tiene un apartamento en el que se dedica a elaborar las piezas femeninas que vende y con las que recauda suficiente dinero para continuar viajando.
Chávez reveló que aquí, para la temporada de fin de año, es cuando más se le ve en las calles y seguramente disfruta de lo que hace.
ACOGIDO
Dionisio Chávez destacó que Panamá es una tierra muy acogedora. Le gusta el trato de su gente y vive la alegría del pueblo.