
Se le llevaron todo, le rompieron los vidrios, todo su negocio quedó destruido.
Fotos: R. PALACIO/N. GUTI?REZ
Se le llevaron todo, le rompieron los vidrios, todo su negocio quedó destruido.
Fotos: R. PALACIO/N. GUTI?REZ
Se le llevaron todo, le rompieron los vidrios, todo su negocio quedó destruido.
Fotos: R. PALACIO/N. GUTI?REZ
Se le llevaron todo, le rompieron los vidrios, todo su negocio quedó destruido.
Fotos: R. PALACIO/N. GUTIÉRREZ
Se le llevaron todo, le rompieron los vidrios, todo su negocio quedó destruido.
Fotos: R. PALACIO/N. GUTIÉRREZ
Se le llevaron todo, le rompieron los vidrios, todo su negocio quedó destruido.
Fotos: R. PALACIO/N. GUTIÉRREZ
Se le llevaron todo, le rompieron los vidrios, todo su negocio quedó destruido.
Fotos: R. PALACIO/N. GUTIÉRREZ
Un día después del saqueo el panorama era desolador, y triste, para Mayra Castillo, propietaria de la Joyería Oro de Ofiro, ubicada en la Plaza 5 de Mayo. Ella escuchó aterrorizada por radio cómo su negocio era vandalizado, mientras recibía llamadas a su celular de familiares y amigos preocupados para saber si se estaba en su local. A las 11:15 a.m. de ese día Mayra lloraba desconsolada en el bus en que viajaba, pues el tranque y las vías cerradas le impidieron llegar a su negocio, para ver si podía salvar algo, pero llegó tarde, dijo con una profunda decepción.
Castillo, invirtió los ahorros de toda una vida en el negocio de prendas y aún no cree que en un segundo lo que tanto esfuerzo le costó, unos delincuentes se lo hayan quitado; fueron más de $80,000 en pérdidas que no sabe cómo va a recuperar. Un hijo a quien mantener, obligaciones financieras y prendas de clientes perdidas son el saldo de esta situación que le hizo recordar a esta comerciante la invasión del 20 de diciembre de 1989.