Como él no habrá dos
Los años no han borrado todo lo que construyó. (Foto: Alejandro Méndez / Cortesía)

Lineth Rodríguez | DIAaDIA

Seguimos con nuestros especiales, ¿Qué es de la vida de? y hoy nuestra pluma apunta hacia Víctor Martínez Blanco, la leyenda de la animación radiofónica. Su éxito, porque se puede llamar exitoso a alguien que prácticamente inició la radio y la televisión en Panamá, se lo debe a la lectura. Este genio de la locución aprendió por amor y porque quiso.

Nació en Panamá y creció en el viejo San Felipe, aquel lugar con calles estrechas y viejos caserones, que cuenta la vida de grandes personajes. Allí, junto a sus amigos de infancia, despierta en él la pasión por la radiodifusión. Durante 67 años ha sido el alma de más de 19 programas televisivos y 21 de radio.

Entre chistes y anécdotas, Martínez Blanco abre las puertas de su hogar, a lo que para él será una entrevista más de su larga trayectoria. Para nosotros fue el descubrimiento más interesante de la historia comunicacional.

UNA PROFESION QUE SE CULTIVA

Algo que no puede fallar en su historia es que su madre fue la Primera Partera Obstetra de Panamá y su padre un empresario próspero de la época. Junto a seis hermanos, la familia de clase media Martínez Blanco salió adelante.

"Fui un hombre hecho para el trabajo", dice. Cuando era niño su padre le regaló un aparato receptor de onda corta, de fabricación alemana y él junto a sus hermanos se la pasaban sintonizando "Nueva Deli" y estaciones de Cuba.

La isla y el léxico de los grandes de la época lo contagiaron, a tal punto que empíricamente narraba carreras igual que los locutores cubanos, las cuñas y todo lo que se transmitía. "Cuba es de quien yo recibí la mayor influencia porque se afinaba más con mi carácter y pensamiento rumbero", agrega.

"Me ponía a narrar como Manolo de la Reguera que era un ícono. Escuchaba a la Orquesta Aragón, Nelo Sosa, Orquesta Sublime, se embarraba de los cantantes, de los locutores y de las vedette". Ellas eran su pasión, contó. Mientras todo eso sucede se nos viene a la mente aquel micrófono grande que utilizaban los locutores.

PRACTICA Y ESTUDIO

Entre los recuerdos viene a la actualidad y comenta que esto hay que cultivarlo y estudiar mucho. "Creo que soy el único en Panamá que tiene un catálogo enorme que escribió un locutor cubano, donde sintetiza a los escritores y cómicos más relevantes. Aquello me dio a mí la calabazada y se me prendió la antorchita de la radio", manifiesta.

Su lucidez es sorprendente. Asevera que los compañeros le ponían a narrar una carrera de lancha, y era tal el ingenio que se ayudaba con una una máquina de coser vieja. Ellos comenzaban a darle a la maquinita y con el ruido del motor él iniciaba la narración.

"En las tranquilas aguas de la bahía de Panamá, se desplazan después del punto de partida, seis tritones. Son: Penonomé, los Incas, los Mayas, Azteca, Remolino, y Farándula... Por delante el motorizado piloteado por Abraham Díaz, marca el paso, se están acercando al punto de sentencia, a la raya de la victoria. Hay una verdadera tribulación... tres remeros juntos, tres remeros juntos, sale uno por delante y...” Estábamos atónitos, pero seguimos atentos.

LLEGO A LA RADIODIFUSIóN

Si comparamos a un locutor de la época con él, pueda que no llegue ni al primer asalto en una narración. Su amor hacia la locución coincide con la de Orlando Mochi, un primo que tenía grandes inquietudes por Cuba, y que había ido a la isla varias veces. "Estaba como yo vacunado de cubanos, y nos pusimos a hacer una emisora, él llevó el liderazgo y la levantamos en el barrio de Pueblo Nuevo”. Los locutores originales de ese proyecto fueron Luciano Sánchez (q.e.p.d), Jorge Rodríguez Auerbach, el Gallego Miranda, entre otros, pero el proyecto no caminó dijo.

Posteriormente, establecieron Radio Continental, lo que hoy día conocemos como MEDCOM. "Nos dieron un apartamentito de 125 dólares al mes. Ese mismo año hubo una crítica de 13 premios otorgados, yo me llevé tres, entre ellos, el animador del año, el programa más original, ‘El club de los desvelados’, un espacio que transmitía de 9: 00 p.m, a 9: 00 a.m., sin parar", recordó aún alegre.

CANAL 4, EL PIONERO

En 1960 nace la televisión en Panamá. Los Eleta tenían el proyecto más novedoso y ambicioso de la década, Canal 4. En él participaba Julito Ortega, un hombre con gran experiencia y trayectoria. Víctor estaba en Cuba. “Regresando de la isla recibí una llamada de Rafael Duanis, uno de los mejores productores de la televisión". Le dijo: "Oye muchacho, tú eres el demonio en patines. Te hemos estado llamando y nadie nos dijo que estabas en Cuba".

Lo bueno fue que citó al joven panameño al día siguiente para que se encargaran de inaugurar juntos el canal. "Yo sé que tú no has practicado, pero sé que eres uno de los buenos. Mañana te pones bien inglés, (guapo), te haces tu cocobolín, (peinado) y bien betún (limpio, nítido)", dice. Increíble, pero cierto, se aprendió el catálogo de artistas que nos visitaría, los recuerda y cita como si fuera ayer.

Ese programa duro 6 horas y 1 de las 2 cámaras que tenían se dañó, al igual que el telón, nos dijo. "Tuvimos que emparapetar la otra y mientras me dice el coordinador óyeme, tú dale camino, échale lengua, dale un champú de lengua a eso y entretén a la gente porque se dañaron muchas cosas, pero yo sé que eso es albondiga para ti, así fue", recordó. ¡Jo! El cuento era interminable.

EL RAUL VELASCO PANAMEñO

Víctor Martínez Blanco, con los años, se convirtió en el Raúl Velasco de la TV. Se pasó a la competencia e inauguró Televisora Nacional o TV2. En esta ocasión no había un coordinador. Fue el organizador de todo. "Contraté el elenco, y dispuse las 5 horas de entretenimiento", narra.

Allí nació Martínez Blanco, Con "Sábados con Martínez Blanco" hice de todo. A la gente le gustó mucho "Gatear y ganar" de los bebés, La operación Cupido, El Precio Exacto, que ahora lo repiten con otro nombre y muchos más. Hubo especiales con los que se ganó 17 mil dólares en una sola noche, habiéndoles pagado a todos los colaboradores.

Vale destacar que según una encuesta el único presentador animador y productor latino que se asemeja a él es Raúl Velasco, (q.e.p.d), ni siquiera Don Francisco.

VICTIMA DE LAS MORDAZAS

Toda la historia de este presentador tuvo un abrupto paréntesis en la época militar. Como buen chiste, Martínez Blanco sacó una "piña", fruta con la que comparaban a Noriega en aquel entonces, y de inmediato tuvo que salir del país, buscando refugio en Venezuela.

Regresó en el 90, a canal 11 SerTV. "No he estado ausente, estoy en Canal 11 colaborando como asesor y en "Evocaciones con Martínez Blanco", en donde con la cámara y un realizador que lo acompaña va describiendo o los monumentos que considera históricos, interesantes y va narrando.

En la actualidad considera que "ya no se llega a los medios con talento demostrado, han desmejorado la calidad de los programas, se han olvidado de las campañas y hasta las vallas, es sólo sexo, sexo y violencia".

Considera que entre los mejores locutores están: Malcon Ramos, uno que salió de su buche seguro. "Salió de Estereo Rey, lo conocí de pantaloncitos cortos". Rolando Sterling y Bosco Vallarino.

La última reflexión del Martínez Blanco es un llamado al aprendizaje. "Hay que copiar con mucha originalidad y siempre sacar algo diferente", finaliza.

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