ENTRENOSOTROS
¡Vivan los artesanos!

Redacción | DIAaDIA

Nunca como ahora he tenido un contacto directo con artesanos panameños. Me gustan las artesanías. Tanto, que mi hijo mayor asegura que cuando quiera casarse, la prueba de fuego de su novia será pasar por un puesto de venta de artesanías. Si a ella se le ocurre siquiera mirar hacia allí, no se casará.

¿Por qué? Simple. A él y a mi esposo les corresponde abrir los huecos en la pared, tomar medidas para que queden colocadas perfectamente, aceptar callados mis instrucciones para colocarlas, pasarse al menos una mañana de su día libre trabajando en casa y, por si fuera poco, volver a comenzar si algo queda mal puesto.

El pobre de mi esposo, insiste en que si sigo abriendo huecos en mi casa, ésta no valdrá ni un real en pocos años.

Ahora estoy organizando la fiesta del quinceaños de mi única hija. Será al estilo típico, por consiguiente, los centros de mesa y muchos de los elementos que se utilizarán han sido confeccionados por artesanos del interior, especialmente de Penonomé, San Carlos y de La Arena, en Chitré.

Pocas personas merecen tanto respeto, admiración y reconocimiento como ellos. Son gente sencilla, humilde, laboriosa y, muy especialmente, amantes del folclor. Eso lo reflejan en cada uno de sus trabajos, tan finos y tan bien confeccionados, que valen muchísimo más de lo que le cuestan al comprador.

No me imagino tallando una batea a mano, o moldeando el barro para elaborar una tinaja pequeñísima, o pintando un platito de cerámica con motivos precolombinos de forma precisa y simétrica. ¡Qué va! Muy pocos tienen esos dones y eso hay que admirarlo.

Ojalá cada panameño valorara este trabajo como lo hacen los turistas. Y, créanme, una forma de hacerlo es pagar --sin chistar-- el precio justo por ese trabajo. Ellos lo merecen, porque con cada artesanía que elaboran sus manos, están preservando la identidad nacional. Y eso, no lo hace cualquiera.

Ciudad de Panamá 
Copyright © 1995-2007 DIAaDIA-EPASA. Todos los Derechos Reservados