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Sentenciado a muerte
Aquí reside Fabricio, en Calle 6 y Justo Arosemena.

Didier Hernán Gil | DIAaDIA

"Quiero a mis hijos, pero lejos de aquí". Así respondió Fabricio (nombre ficticio para proteger su identidad) cuando se le tocó el tema de los hijos. Él reside en un caserón y dentro de su cuarto mostró los orificios de bala que están sobre la pared de madera, razón por la cual ha colocado bloques cerca de la ventana, supuestamente, para evitar ser tirado mientras duerme. Aunque expresó que ya no "tira balas", admitió estar sentenciado de por vida. Es por eso que no ha podido salir de Calle 6 y Justo Arosemena donde hizo su juventud. Él tiene ocho hijos y para protegerlos los envió a vivir con familiares que viven a orilla de la carretera hacia Colón y otros en la ciudad capital.

Auguró que si las autoridades emprendieran un buen programa por la juventud, se evitarían muchas muertes.





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