Recuerda que la rebeldía, como le ocurre a la mayoría de los adolescentes, fue lo que lo llevó a inspirarse en aprender sobre las artes marciales. Él pensó que aprendiendo karate descargaría su ira, pues hoy reconoce que cuando empezó en esta actividad, inició con ganas de golpear a los demás, pero se llevó una gran lección.

Hace cuatro años Tomás Ariel Chávez González, de 18 años, ingresó al grupo Karate Dokio Kyohan (KDK), ubicado en Pedregal. Es así como poco a poco su vida fue cambiando, a tal punto que su carácter fue lo primero que fue cediendo. Ya no quería golpear a sus compañeros, como en las películas de Bruce Lee, sino que ahora le era interesante conocer más de la historia del karate y los grandes maestros de este arte.

Eso le permitió experimentar el cariño de sus padres y sentirse orgulloso de sí mismo, pues esta disciplina así se lo dejó ver. Hasta en sus vida escolar hubo cambios y sumó más amistades. Este joven se graduó el año pasado de Mecánica en el Instituto Ángel Rubio, pero trabaja como archivador en la Asociación para la Planificación Familiar (APLAFA), en San Miguelito.

EN KDK

Hay 65 estudiantes bajo la dirección del Sensei Roberto Fernández. Si está interesado en aprender karate, llame al 266-1361.