Aunque los niños tienen derecho a una vivienda, educación y alimentación, muchos pequeños panameños viven en condiciones de pobreza extrema. Miles han tenido que dejar el juego a un lado y trabajar para poder ayudar a sus padres en la economía de sus hogares. Otros ni siquiera tienen qué comer.

Lideyka Urrutia: "Los derechos del niño son importantes, porque nos da la oportunidad de crecer sanamente. Todos los niños, no importa de dónde sean, tienen derecho a estudiar".

Roderick Alfaro: "No importa su clase social, color o religión, todos los niños tienen derecho a una familia y a la vida. En Panamá siento que sí se cumple con esos derechos".

Meliano Ramírez: "A mí me han enseñado en la escuela que los niños tenemos derecho a recibir una buena educación. Mis padres me cuidan para que crezca y sea un profesional".

Waga González: "Por suerte vivimos en un país en donde la mayoría de los niños pueden asistir a la escuela para recibir una educación. Aunque hace falta más apoyo en las comarcas".

Maylin Vásquez: "Todos los niños tenemos derecho a estudiar, a una familia y a la comida. Con todos estos derechos podremos crecer sanos y fuertes para trabajar por nuestro país".

Edwin Cueto: "Aunque no parezca importante, los niños de todo el mundo tienen derecho a una vivienda y a la vida. Yo me siento feliz de que mi familia me dé todas esas cosas".

Fabián Ayarza: "Muchos niños no tienen la oportunidad de ir a una escuela a leer y a escribir, y eso es muy triste. Esto no debería ocurrir ni en Panamá ni en ninguna parte".

Jean Lenoth: "En las comunidades indígenas, muchos niños no tienen qué comer y pasan hambre. Ellos no podrán crecer sanos, por eso el Gobierno debe ayudarlos".

José Urrutia: "Vivimos en un país rico en donde muchos niños viven felices, pero otros tantos pasan mucho trabajo. Los niños tienen derecho al juego y a ser felices".

Romel Robinson: "Sé de padres que ponen a sus niños a trabajar en los semáforos y eso no está bien. El lugar de los niños es en las escuelas, donde aprenderán a ser exitosos".

Frank Killer: "No es justo que en Panamá haya niños trabajando para ganarse la vida. Creo que es responsabilidad de los padres hacerlos felices y darles mucho amor".

Ernesto Older: "Me siento feliz porque mis padres se preocupan por darme mucho amor y todo lo que necesito. Quisiera que todos los niños del mundo sean muy felices".