Dos familias unidas por el dolor. "Yo le decía que dejara ese trabajo, y él no lo hacía pensando que nos íbamos a morir de hambre, pero ahora mire cómo estamos". Han pasado cinco meses desde que la señora Eleuteria Valdés perdió a su esposo, luego que fuera asesinado por unos sujetos que le robaron el arma de reglamento.

Durante siete años, Alejandro Cisneros trabajó como guardia de seguridad en la Agencia Mundial de Seguridad, pero el pasado 8 de mayo, mientras custodiaba en una estación de gasolina en La Cabima, los maleantes le dispararon. Desde ese día estuvo internado en el hospital, pero nunca volvió a despertar, pues a los seis días falleció.

Eleuteria quedó con la compañía de su hijo Isaac, de tres años, que desde que no ve a su padre ha perdido el apetito, ya que diariamente desayunaban y almorzaban juntos. Esta señora no tiene trabajo, por lo que se dedica a limpiar casas ganando poco dinero que con las deudas de agua, luz y comida, no es suficiente. "Yo quisiera que alguien me ayude con un trabajo como de limpieza, porque eso es lo que sé hacer", dijo la señora, que sueña con arreglar su vivienda para alquilar un cuarto y poder tener una entrada económica para mantener a su hijo, ya que luego de la tragedia, sólo recibieron 740 dólares.

PASAN LAS DE CAIN

La historia de la señora Vanessa Santimateo es parecida, pues por cosas del destino, su esposo Onésimo Lana también fue asesinado por quienes le robaron el arma. El incidente ocurrió casi un mes después de la muerte de Alejandro, justo en la misma gasolinería. Él también estuvo en el hospital hasta que murió.

Tres niños quedaron huérfanos. "Estoy luchando con mis hijos", expresó la señora, que también se dedica a la limpieza para tener una entrada económica.

En ambos casos, las familias están a la espera de una pensión, pues por la falta del padre, la situación se ha tornado difícil.

ESPERANZA

Las señoras Eleuteria y Vanessa, junto a sus hijos, quieren que salga la pensión por la muerte de sus esposos.