"Cuando sueñas solo, sólo es un sueño; cuando sueñas con otros, es el comienzo de la realidad".Helder Cámara
Hace un par de años se me dio, gracias al teatrista Dany Calden, la oportunidad de facilitar un Taller de Creación Literaria en el Instituto José Del Carmen Tuñón, instancia educativa de la Central Nacional de los Trabajadores de Panamá. Ya vamos para el cuarto año de realizar dicha actividad. El objetivo del taller es despertar el duende creativo de sus participantes. ¡De todos! Habrá quien diga que, por mera ley de las probabilidades, no todos los que asistan tienen un duende que despertar. No me veo a mí mismo como un humanista apasionado, pero sí creo que todos merecemos una oportunidad, y que mucho del talento que no dio la naturaleza se puede cultivar con disciplina.
Definamos al duende creativo que he mencionado. Es la conjugación de facultades como la imaginación y la sensibilidad, la capacidad de observar y la cultura que se posee. Dicha conexión da como resultado, una declaración artística que nace desde lo más íntimo del individuo.
¿Cualquier persona puede regalar tal manifestación? Hasta ahora no conozco a nadie que no tenga un miligramo de imaginación y sensibilidad, capacidad de observación y cultura. Me he topado con casos que asustan por su escasez, pero no porque estén en cero en todos estos rubros.
Entonces, lo primero que hay que hacer es un llamado a alimentar las facultades mencionadas. Y esa llamada será permanente: ¡Hay que leer! ¡No temas sentir ni imaginar! ¡Observa más allá de lo aparente! Lo segundo es carpintería, sostener un constante interrogatorio que mantenga despierto al tallerista y le haga caer en cuenta de sus deficiencias y, por supuesto, sus logros. De sus deficiencias para que las corrija, y de sus logros para que los refuerce.
Este método no tiene nada de nuevo. Lo practicó Sócrates en la antigua Atenas griega. La Mayéutica o el arte de hacer parir ideas. Hoy da frutos el método. Ezequiel Dimas, uno de los más fieles talleristas, publica un libro de poemas. Hoy ya no lo llamo discípulo, lo llamo amigo.