
La inseguridad evita que los niños puedan mantenerse más activos.
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Gracias a las dos horas de juego adicionales por semana, los niños que se ejercitaron mejoraron su comportamiento, principalmente en las áreas de disciplina y socialización. Al inicio del estudio, el 80% de los niños del tercer grado tenían problemas de indisciplina. Al finalizar la investigación, solamente un 17.24% presentó problemas de indisciplina.
Otros problemas emocionales como la ansiedad y distracción se presentaron con menor grado.
Los padres y los centros docentes juegan un papel fundamental para asegurar que el niño realice la actividad física que necesita.
Motivar a los niños a realizar actividades recreativas como montar en bicicleta o practicar un deporte de su agrado, por lo menos una hora diaria, contribuirá a que tengan un estilo de vida saludable. Es importante también considerar que el gasto de energía dependerá del nivel de intensidad de la actividad física.
De acuerdo con la OMS, el comportamiento de los padres es fundamental para el desarrollo integral de los niños. Los padres deben adoptar un estilo de vida saludable en casa.