Pese a las condiciones de pobreza en que vive la mayoría, los guatemaltecos han sacado sus pocos recursos para vestir hoy de colores el cielo y las tumbas en honor a sus muertos en la tradicional celebración del Día de los Santos y los Difuntos. Según leyendas nativas, los habitantes de esos lugares comenzaron hace más de 100 años a fabricar barriletes para alejar a los malos espíritus que provocaban tragedias y malas cosechas en la región.
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