Elizabeth Muñoz de Lao.
| EDITORA GENERAL, DIAaDIA
Esta semana recibí una llamada de mi sobrina para darme una primicia. Jamás me imaginé que esa llamada me haría sentir tan orgullosa de ella y del resto de sus compañeros de colegio.
Para nadie es un secreto que los adultos repetimos, cual estribillo, que la juventud "está perdida". Muchas de nuestras conversaciones giran en torno a la falta de entusiasmo que demuestran los muchachos por su futuro, por el trabajo y por el estudio.
Es más, hemos dicho hasta el cansancio que "antes" los estudiantes responsables y aplicados eran la mayoría, mientras que "ahora" es raro el que reúne estas características.
Bueno, estoy con el pecho henchido de alegría porque me callaron.
Resulta que los estudiantes del Centro Educativo Santo Domingo, de Penonomé, específicamente los del club de ciencias, se dieron a la tarea de investigar el porqué el río Zaratí, principal fuente de agua de la ciudad, llega a la toma de la planta potabilizadora con tanto sedimento, lo que provoca la escasez del líquido en el pueblo.
Ellos realizaron una gira a comunidades lejanas, por donde pasa el río, a fin de concienciar a los pobladores de que no tiren basura en el agua, pues eso la está contaminando. Fue entonces cuando descubrieron que hay una empresa que está construyendo una carretera y que está afectando el río.
Ni cortos ni perezosos, enviaron notas a todas las instituciones involucradas, hasta que la Autoridad Nacional del Ambiente les informó que esa construcción se había suspendido porque la empresa no había presentado un Estudio de Impacto Ambiental. ¡Bingo! Ellos llamaron a conferencia de prensa y el propio Presidente de la república pidió una investigación, con la participación de estos estudiantes.
Cuánto me emociona saber que esos jóvenes son, desde ya, ciudadanos comprometidos con su comunidad, y que cumplen a cabalidad un papel activo en la sociedad. No me queda más que hacer una respetuosa reverencia ante tal acto de civismo.