Un mercado persa. El escenario era diferente al de otros años; la tristeza de los familiares que iban a visitar a sus difuntos, contrastaba con la algarabía de unos muchachos vendiendo sodas, un vendedor de burundangas paseándose por cada tumba ofreciendo algo pa’ calma’ el hambre y una señora gritando: "Llévese los últimos, los ganadores", sí hasta billetes de lotería.
Los más osados fueron a buscar qué hacer, y con machete en mano, una brocha y un galón de pintura aprovecharon la oportunidad para salvar el día, al igual que los clásicos vendedores de flores. Ese fue el ambiente que se vivió en casi todos los cementerios visitados.
RECORDO A SU NIñA
Tatiana Polo perdió a su hija, que nació el 28 de agosto de 2002 y murió después de 19 días. Cuenta ella que su niña murió a causa de una negligencia médica y que después de tres años, siente tanto dolor como el primer día.
En el Cementerio Amador, el panorama fue similar. Allí nos encontramos con la tumba del caudillo Victoriano Lorenzo, sin ninguna ofrenda floral; en cambio, los próceres de la patria sí fueron recordados.
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