Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó.
Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose.
El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó.
Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:
"Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?".
El maestro respondió: "La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar".
Y entonces, ayudándose de una hoja de un árbol cercano, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones.
Esto es importante, porque cada hombre o mujer sobre la tierra tiene principios que debe mantener a toda costa.
No porque en una sociedad, la mayoría pierda de vista los valores y lo que es realmente importante, todos tienen que hacerlo.
Aquél que es fiel a sus principios, será el que hará la diferencia.
Mientras haya una sóla persona que luche por lo que cree, sin dejarse corromper ni amilanar, la sociedad tendrá la esperanza de que lo bueno, siempre prevalecerá.
Ya lo dice la Biblia en Romanos 12: 21: " No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien".
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