Imaginen la vida como un juego, en el que ustedes hacen malabarismos con cinco bolas que arrojan al aire. Son el trabajo, la familia, la salud, los amigos y el espíritu. Pronto se darán cuenta de que el trabajo es una bola de goma: si se cae, rebota.
Pero las otras cuatro bolas, familia, salud, amigos y espíritu son de vidrio.
Si se deja caer una de ésas, va a quedar irrevocablemente dañada, rayada, rajada o rota. Nunca volverá a ser la misma. Compréndanlo y busquen el equilibrio en la vida. ¿Cómo?
No disminuyan su propio valor comparándose con otros.
-Es porque somos todos diferentes, que cada uno de nosotros es especial. No fijen sus objetivos en función de lo que otros consideran importante. Sólo ustedes están en condiciones de elegir lo que es mejor para ustedes.
No den por supuestas las cosas más queridas por su corazón.
-Apéguense a ellas como a la vida misma.
No dejen que la vida se les escurra entre los dedos por vivir en el pasado o para el futuro.
-Si vives un día a la vez, vivirán todos los días de su vida.
No se rindan cuando todavía son capaces de un esfuerzo más.
- Nada termina hasta el momento en que uno deja de intentarlo.
No teman admitir que no son perfectos.
El ayer es historia; el mañana es misterio; y el hoy es un regalo: por eso se le llama "presente".
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