La semilla de la nacionalidad está cayendo en tierra fértil. Se trata de los niños y las niñas, quienes aprenden a valorar estos tiempos de culto a la patria y a lo nuestro.
Seamos ejemplo para esta muchachada sedienta de modelos y referentes, que quiere aprender cómo avanzar por los senderos del progreso y la justicia. Si les fallamos, le quedamos mal también a la historia.
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