Mi padre murió hace nueve meses y mi madre se niega a sacar sus cenizas de la casa, las tiene en el centro de la sala, le habla, a veces pareciese que pensase que él realmente está con ella. No quiere salir y no me deja llevarla para recibir atención.
¿Eso es normal? ¿Qué puedo hacer?
El duelo viene de “Dolus” = dolor. Es la respuesta afectiva natural a una pérdida o separación de algo significativo. No sería normal la ausencia de respuesta, que es personal y única. No todas las personas en duelo por la pérdida de un ser querido van a necesitar atención, y en el caso de precisarla, esta puede variar de una persona a otra. En un proceso de duelo normal se deben cumplir tareas: aceptar la realidad de la pérdida; dar expresión a los sentimientos; adaptarse al ambiente en el que el difunto no está e invertir la energía emotiva en otras relaciones. En el caso de su madre, según lo que señala, no está cumpliendo las tareas esperadas. Para poder adaptarse a la realidad de la pérdida se requiere un ritual de despedida, por eso en todas las culturas existen rituales fúnebres que facilitan el luto y el proceso de duelo. Se debe pasar al menos un año sin la persona y afrontar todas las fiestas y aniversarios sin ella. El mantener las cenizas en casa simboliza no haber aceptado que el ser querido no está y tratar de al menos mantenerlo mediante sus cenizas.
Este es un duelo complicado y probablemente se asocie a un trastorno depresivo que requiera tratamiento. El duelo complicado se caracteriza por dificultades para aceptar la muerte del ser querido (como en el caso de su madre) o la sensación de no poder creer que haya fallecido. En este cuadro los sentimientos predominantes en general son de soledad y de mucha tristeza. En el duelo normal existen estos sentimientos alternados por momentos de paz, incluso hasta hilaridad, dependiendo de los estímulos externos. Cuando se complica se puede presentar ira, vergüenza y culpa intensa a pesar del paso de meses o incluso años. Sentimientos que bloquean a la persona y le impide continuar su vida. Tener recuerdos o imágenes intrusivas del fallecido, de las circunstancias de su muerte, o bien sobre su cadáver, le impide hacer al doliente las actividades de su vida diaria. Algunas personas con duelo complicado se sienten aisladas o distantes respecto de sus familiares o amigos. Se vuelven desconfiados. Las personas en estado de duelo pueden tener creencias que contribuyan al mantenimiento de las reacciones del duelo patológico. Entre esas creencias se encuentran la culpa por estar vivo y disfrutar de las cosas cuando una persona muy cercana ha fallecido. Para otras personas, mantener los sentimientos de tristeza significa poder estar más cerca de la persona fallecida y el dejar de hacerlo podría resultar en una pérdida definitiva del vínculo. En otros casos, continuar con la vida de uno mismo puede disparar los sentimientos de estar abandonando o traicionando a la persona querida.
Bourgeois distingue diferentes modalidades de duelo complicado, alguna se superponen entre sí. Las describimos a continuación:
Duelo ausente o retardado: cuadro de ansiedad intenso, se produce una negación de fallecimiento con una esperanza infundada de retorno del finado, padeciendo un intenso cuadro de ansiedad. Se detiene la evolución del duelo en la primera fase.
Duelo inhibido: se produce una “anestesia emocional”, con dificultad para expresar y manifestar las emociones de la pérdida. No hay manifestación de pérdida. El componente emocional del duelo es tan doloroso que el individuo emplea mecanismos que bloquean el dolor.
Duelo prolongado o crónico: con persistencia de la sintomatología depresiva, más allá de los 6-12 meses. El duelo se detiene en la segunda fase.
Duelo no resuelto: similar al anterior, permaneciendo el paciente “fijado” en la imagen de la persona fallecida y en las circunstancias que rodearon su muerte, sin volver a su vida habitual. Cede la sintomatología depresiva. El duelo se ha detenido entre la segunda y tercera fase.
Duelo intensificado: se produce una intensa reacción emocional tanto precoz como mantenida en el tiempo.
Duelo enmascarado: Se manifiesta clínicamente por síntomas somáticos, con respuesta emocional normal o escasa.
Reacciones de aniversario anormalmente dolorosas: más allá del primer año, se presupone que las reacciones de aniversario, no deben conllevar un serio recrudecimiento de las emociones.
Con la información que me brinda le exhorto a usted y otros lectores, con familiares con síntomas o condiciones similares a las antes descritas, a buscar ayuda tanto en el plano de la atención a su salud mental, como a la parte espiritual. Un duelo normal permite la adaptación a la pérdida, el patológico deja al doliente en un estado de muerto viviente haciéndolo incapaz de disfrutar su existencia y haciendo la vida más difícil a los que lo rodean. Es importante buscar ayuda ante un duelo extremadamente intenso en duración o intensidad.