Los más de 150 años de presencia china en nuestro suelo han dejado sus huellas, hasta el punto que muchas de su costumbres han sido adaptadas a las nuestras con mucho éxito. Ejemplo de ello es que uno de los platos dominicales es el chaumein y que nuestras celebraciones siempre vienen acompañadas de fuegos artificiales.
En la juventud pasa igual, ya que danzas como la del dragón y el león son bailadas y tocadas por jóvenes panameños y de hijos de descendientes chinos, en una mezcla donde la gracia y la fuerza de las expresiones son el elemento dominante.
Jorge, Tomy, Alberto, Rocky, José, Bruno, Jacinto, Diógenes y José, todos pertenecientes al colegio Chino les encanta la danza del dragón. Durante las fiestas del 3 y 4 de noviembre, demostraron que en nuestro crisol de razas una de las que más domina es la asiática.
José, un joven rubio, toca el tambor y los repiques que da son los que marcan la tónica de los giros que debe dar el dragón. Explicó que es como si fuera el capitán del equipo. Dijo que para estas festividades debieron practicar por más de tres horas diarias para llegar a una excelencia en el baile.
Orgulloso de lo que sabe, reconoció que le gusta e invita a otros chicos a que participen, porque la cultura china es muy interesante.
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