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Una mujer valiente

Redacción | DIAaDIA

Se consolida. En la provincia de Colón se dieron hechos preponderantes y decisivos para la Separación de Panamá de Colombia. En la Costa Atlántica una jovencita, Aminta Meléndez, de tan sólo 17 años, tuvo la misión peligrosa de llevarle a Manuel Amador Guerrero el mensaje de los hechos que acontecían en la provincia de Colón: el desembarco de tropas colombianas (aproximadamente 500 soldados, entre ellos generales de alto mando) y el apoyo de los Estados Unidos a Panamá, pues en la provincia de Colón se encontraban ciudadanos de Estados Unidos y el Ejército de ese país había advertido a los generales colombianos de su intervención si resultaba herido alguno de sus ciudadanos, explicó el historiador Álvaro Menéndez Franco.

A las 11: 00 a.m. del 3 de Noviembre, Doña Aminta Meléndez viajó en un tren de carga hacia la ciudad de Panamá para entregar el mensaje; no titubeó y sin temor aceptó la propuesta de su padre Porfirio Meléndez, otro prócer de la Separación de Panamá de Colombia. Aminta pasó las revisiones y retenes con el mensaje escondido en su cuerpo.

Los generales colombianos también viajaron hacia Panamá; el administrador del ferrocarril los engañó dándoles puestos a ellos y no a sus soldados. En Panamá, estos generales fueron apresados. El tren dejó a Aminta en la 5 de Mayo, de allí se dirigió hacia Plaza Catedral, pero para ese entonces se vivía un momento de tensión y confusión en la ciudad. Luego se encontró con José Agustín Arango, a quien reconoce como parte de la gesta y le entrega el mensaje para, posteriormente, regresar a la Costa Atlántica en horas de la tarde.

Al llegar, le relata a su padre lo vivido y lo acontecido en la ciudad, donde los conspiradores lograron la detención de los generales colombianos Tobar y Amaya.

Acontecimiento en Colón es decisivo

Mientras que en la ciudad de Panamá se daban reuniones y tímidos regocijos, el 4 de Noviembre de 1903, entre los dirigentes de la capital y los seguidores, en Colón se sentía gran incertidumbre, mantenida en reserva, aunque los generales colombianos seguían prisioneros. En Colón, el coronel Eliseo Torres, al frente de tropas colombianas del batallón Tiradores, amenazaba que si el día 5 sus paisanos no eran liberados, o si no se le permitía a él y sus tropas trasladarse a Panamá, Colón sería escenario de horas de profundo dolor y de días realmente sangrientos.

Don Porfirio Meléndez y otros próceres colonenses, al tener conocimiento de que a los soldados colombianos se les debía seis meses de sueldo, entre los comerciantes reunieron el dinero y se les pagó a cambio de que abandonaran la ciudad.

Entonces, las tropas colombianas embarcaron. A las 7: 25 de la noche soltó amarras el vapor Orinoco, rumbo a Cartagena, consolidándose la separación de Colombia.





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