"Shangai": entre la pobreza y los sueños
Carlos "Shangai" Melo, de 24 años de edad, es el tercero de una familia de nueve hermanos. (Foto: Micaela Alvarado / EPASA)

Elisinio González G. | DIAaDIA

Fue una conversación fugaz, pero llena de sentimiento.

El panameño Carlos "Shangai" Melo contaba, con la mano en el corazón, parte de los obstáculos que ha tenido que pasar a lo largo de su vida para estar hoy a un paso de cruzar la puerta de la gloria.

"Desde chico, siempre anduve ganándome la vida. Vendía en las calles pixbaes y lavaba carros, porque en mi casa las cosas nunca han sido nada fáciles", dijo Melo, antes de iniciar su búsqueda furtiva hacia la fama.

De repente, en un abrir y cerrar de ojos, la conversación terminó aquel 27 de octubre en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, con un "Shangai" Melo animado y seguro de que conquistará, contra viento y marea, el título interino de las 105 libras de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), el cual disputará mañana en Osaka, Japón, con el local Katzunari Takayama.

LA INVESTIGACION

Las palabras de Carlos Melo habían sido impactantes en aquella oportunidad. Eran la historia del pasado que generalmente presentan los boxeadores, que buscan cambiar su suerte a través de sus manos.

Con "Shangai" en Japón, sólo había una persona en Panamá que pudiera contar aquel pasado lleno de pobreza: su madre.

Y así fue como se inició la investigación en DIAaDIA, con un sólo dato sobre la mesa: que la madre de "Shangai" vivía en Concepción, Juan Díaz.

Arropado por la fe y teniendo presente aquel refrán que dice que "preguntando se llega a Roma", DIAaDIA llegó a Concepción.

En el lugar, sólo se necesitó una pregunta y aquel camino, que era oscuro y desconocido, se tornó brillante y con una sola dirección.

El reloj marcaba las 11: 33 a.m. cuando nuestros ojos reflejaron la cruda realidad de lo que es pobreza extrema.

IMAGENES DE DOLOR

Cuando "Shangai" Melo habló sobre su pobreza, no existió la menor duda de que no exageró.

Y es que su hogar, donde creció y sigue compartiendo con su familia, guarda aún los recuerdos de lo difícil que ha tenido que ser su vida.

Como por arte de magia, una sonrisa brillante salió del interior de la casa. Con una voz agradable, una señora de aproximadamente 50 años de edad nos dio la bienvenida.

"¿Por qué no me avisaron que venían?", dijo aquella señora de baja estatura, que se identificó con el nombre de Manuela Melo, la madre de "Shangai".

Dentro de la residencia, se respiraba mucha felicidad por parte de una de las hermanas de Carlos Melo, al ver nuestra presencia, aunque las imágenes que se podían percibir a su alrededor eran dolorosas y poco creíbles (sólo había dos sillas en la sala).

DIFICIL NIñEZ

Era el tiempo de conversar de "Shangai" y así lo vio apropiado Doña Manuela, quien no vaciló para recordar en voz alta lo que fue la niñez de "Shangai".

"Siempre hemos sido pobres. Por esa razón es que mi hijo (Carlos Melo), siempre ha trabajado desde que era un niño. Vendía pixbaes y pescado en las calles, hacía de todo. Jamás se ha quedado quieto", dijo la madre del boxeador.

Otra imagen que vino al pensamiento de Doña Manuela fue el día que "Shangai" decidió practicar el boxeo.

"El boxeador Renán Acosta fue el que introdujo a mi hijo en el deporte de los puños. Ellos jugaban era fútbol, pero después decidieron ir a entrenar boxeo en el gimnasio. A mí nunca me gustó el boxeo, pero después no me quedó más remedio que apoyarlo", comentó.

FE EN DIOS

Mientras abrazaba al niño Cristian Lasso Melo, ahijado de "Shangai", Doña Manuela expresó en tono fuerte que tiene mucha confianza en Dios de que su hijo cumplirá el sueño de ser campeón del mundo.

"Dios y mi madre muerta, Juana Bautista Villarrué, me lo están cuidando y sé que le darán la fuerza para lograr la victoria en Japón. El me prometió el título y sé que lo va a conseguir", precisó Manuela, quien agregó que "Carlos Melo se merece el título mundial, porque él siempre ha sido buen hermano y buen hijo".

Así finalizó la entrevista con Doña Manuela, quien no escondió una enorme fe en Dios. Aquella fe que abrazaba era con el corazón, con una confianza en Dios de que Carlos "Shangai" Melo le cambiará el futuro a ella y a sus seres queridos.

¿Y EL APODO?

Cuenta Doña Manuela que a su hijo lo apodaron "Shangai", porque cuando era niño le gustaba llevarse las cosas sin pagar de las tiendas de los chinos.

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