
El grado de intoxicación y respuesta que una persona puede tener al alcohol varía según su contextura física.
El grado de intoxicación y respuesta que una persona puede tener al alcohol varía según su contextura física.
El grado de intoxicación y respuesta que una persona puede tener al alcohol varía según su contextura física.
El grado de intoxicación y respuesta que una persona puede tener al alcohol varía según su contextura física.
El grado de intoxicación y respuesta que una persona puede tener al alcohol varía según su contextura física.
El grado de intoxicación y respuesta que una persona puede tener al alcohol varía según su contextura física.
El grado de intoxicación y respuesta que una persona puede tener al alcohol varía según su contextura física.
Cuando se acercan las fiestas siempre surge esta pregunta, principalmente entre los más jóvenes:
¿Cuánto alcohol puedo libar sin pasar a ser el payaso de la fiesta?
El alcohol es quizás la droga con mayor número de mecanismos de acción sobre el sistema nervioso central y la que más diversos y graves trastornos mentales produce, cuando no los agrava en aquellos que abusan y dependen de él de forma secundaria a una enfermedad mental previa.
La OMS utiliza el concepto de UBE (Unidades de Bebidas Estándar) para realizar sus consideraciones en relación al consumo de alcohol. Una UBE equivale a una copa de vino, una cerveza o medio trago de “whisky”, reconociendo que puede haber variaciones en la concentración dependiendo de la bebida. Se considera un consumo moderado cuando la persona consume menos de 3 UBE al día y no más de 21 semanales, si es hombre; menos de 2 UBE al día y no más de 14 semanas, si es mujer. Si se consume más de 6 UBE se considera una intoxicación alcohólica, aunque no haya síntomas, porque la persona puede tener tolerancia al alcohol (uno de los signos de dependencia). Sin importar la cantidad de alcohol ingerido se considera que su consumo es perjudicial cuando causa daño a la salud física o mental; también cuando hay pleitos, accidentes, o molestia social.
El grado de intoxicación y respuesta que una persona puede tener al alcohol varía según su contextura física, antecedentes de salud, cantidad de alcohol ingerida y niveles de alcohol en la sangre, pero sobre todo de su estado de ánimo (si se está triste probablemente los efectos del alcohol sean más intensos). Las secuelas del alcohol pueden ser inmediatas, debido a que su absorción se produce desde el estómago y pasa directamente a la sangre, llegando al cerebro en pocos minutos. Todo lo que reduzca la absorción del alcohol moderará sus efectos, por eso se sugiere evitar libar licor con el estómago vacío e ingerir alimentos ricos en grasas que disminuyen la velocidad de absorción del alcohol.
La persona debería ser capaz de autoevaluar su nivel de intoxicación, capacidad que se pierde con el consumo de alcohol, por lo que es recomendable tener un acompañante sobrio que sirva de control externo y aprender de las experiencias previas. Cuando se presentan las náuseas y vómitos es porque ya se han excedido los niveles tolerados por la persona.
Las etapas clásicas de intoxicación van desde la sobriedad, cuando los cambios solo son detectables en pruebas de laboratorio; pasando por la euforia, cuando hablan mucho, se es muy sociable, disminuyen la atención y juicio, olvidan lo que hablan a ratos, dicen y hacen cosas ridículas y no sienten pena por ello. Luego viene la excitación, cuando presentan inestabilidad emocional, lloran o ríen, hay una pérdida del juicio crítico, disminuyen sus respuestas sensoriales, por lo que en todas sus acciones hay más peligro (de allí el aumento de los accidentes de tránsito y de hechos de violencia); luego pasan a la confusión mental, cuando no saben dónde están, qué hora es, presentan mareos, pasan del enojo a la alegría de forma exagerada, tienen una disminución a la sensibilidad al dolor y una fuerte incoordinación muscular que los puede llevar a sufrir caídas. El estupor y coma se da cuando los niveles de alcohol han aumentado enormemente y la persona puede llegar a la inconciencia completa. En algunos casos se puede llegar hasta la muerte.
La decisión de consumir alcohol si bien es personal debe estar ligada a la realidad individual; si reconocemos que nuestra manera de beber ha sido perjudicial en el pasado, debemos evitar reincidir en su uso.