Angelito necesita ayuda
Gabriela reside en Chilibre, vía Transístmica, cerca del súper Océano Pacífico. (Foto: Miguel Cavalli / EPASA)

Evidelia Velásquez | DIAaDIA

No tiene tranquilidad. Aunque sus ojitos brillan, no es por la felicidad característica de los niños de su edad, sino por el dolor y la picazón en erupciones que tiene en la piel, provocadas por la dermatitis atópica que sufre desde bebé.

Ésta es la triste realidad de Jonathan, un niño de cuatro años que a diario tiene que luchar contra sus principales enemigos: el calor y el ambiente.

Esta enfermedad, según Gabriela, su madre, le empezó a los tres meses y lo ha limitado hasta para jugar, porque todo le afecta, desde el polvo común hasta el calor.

Esta afección, a veces, castiga tan fuerte a Jonathan, que no lo deja ni dormir tranquilo, se la pasa llorando a causa de la picazón y el dolor; es por eso que debe estar bajo tratamiento a base de cremas especiales.

Pero lo más triste es que Gabriela no siempre puede conseguirlas, por lo que se pasa días sin los medicamentos y vuelve y se le infecta; además, Jonathan sufre de asma.

La dermatóloga que lo atiende, le ha indicado a la madre que el niño debe estar en aire acondicionado; pero para ella es difícil, porque vive sola con sus tres hijos y sólo recibe ayuda de sus padres.

Por otro lado, Israel, el segundo hijo de Gabriela, padece de una hernia umbilical que necesita de una operación urgente.

Ella sólo desea trabajar, para poder comprar las medicinas que necesitan sus pequeños hijos.

MEDICAMENTOS

Para que Jonathan mejore su calidad de vida, necesita usar costosas cremas. Algunas cuestan más de 40 balboas.

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