¿Es usted usuario de los "diablos rojos", como le llaman en este país a los buses? Entonces esto es con usted. A continuación le daremos una serie de medidas para que este viaje, que muchas veces no es placentero, sea confortable.
Antes de subirse haga una inspección ocular. Si lo ve como una chatarra, lo más probable es que sus asientos estén deteriorados, las barras estén oxidadas, entre otras fallas. Si el bus está lleno, ni se monte, pues es blanco perfecto para los carteristas, además lo pueden ensuciar todo. Recuerde ponerse la cartera bajo el brazo presionándola. No se duerma ni de día ni de noche. Al momento de montarse, mire antes dónde se va a sentar. También fíjese quién va sentado a su lado. Lleve el pasaje en la mano, no saque dinero de su bolso o cartera. Procure no agarrar las barras manuales si están oxidadas, puede ser motivo de infección. Si usted es una dama y requiere de ese servicio en la noche, evite sentarse atrás. Si golpea a alguien discúlpese. Si tiene celular, no lo guarde en el bolsillo de la camisa. Si alguien le pide las bolsas que lleva, mírelo primero, lo mejor es decirle "no gracias". Si el conductor está manejando desordenadamente o con mucho ruido, dígale que maneje con cuidado y que baje el volumen. Si no hace caso, comuníqueselo a la Autoridad del Tránsito. Para eso apunte la placa, ruta y el nombre del bus. Muchas veces los buses tienen un número telefónico para reportar el manejo, anótelo y denúncielo si es un desordenado. No hable con desconocidos, puede ser un arma de doble filo. Ojo con aquellos vendedores ambulantes.
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