HISTORIAS
La última copa

Redacción | DIAaDIA

Quise incorporarme levemente, mas fue en vano, mi cuerpo no tenía fuerzas para alcanzar su objetivo.

Cada mañana me despertaba con la esperanza de que algún día mis maltrechas extremidades cobraran vida propia.

Muy cerca de mí, una copa me recordaba el porqué de esa situación...

Fue el último partido de la liguilla de barrios. Nos la jugábamos con el equipo que durante años había sido nuestro verdugo. Pero ese año todo fue muy distinto, salimos al campo a darlo todo y pudimos alzarnos con el campeonato.

Después, todo sucedió muy rápido. Nos entregaron el trofeo y salimos a celebrarlo. La copa iba pasando de uno a otro cargada de “ese veneno” conocido por todos y que era nuestro aliado los fines de semana.

A altas horas de la noche, cuando muchos de mis compañeros hablaron de regresar a sus hogares, yo quise impresionarles alegando mi sobriedad y su poco aguante. Ellos decidieron acompañarme a “tomar la última copa”. Una última que se repitió en varias ocasiones. Al final cada uno volvió a su casa, aunque yo tardé unos días.

Me subí a la moto que hacía unos meses me habían regalado mis padres y..., y el resto lo hizo mi estado de embriaguez.

Al cabo de unos días regresé a casa sin apenas movilidad en el 80% de mi cuerpo. Mis compañeros me trajeron el trofeo. La última copa que podré celebrar junto a ellos...

Ahora, cuando ya ha pasado un tiempo, espero que mi testimonio sirva para que otros muchos jóvenes se olviden de “la última copa”, pues la vida está repleta de campeonatos y galardones, y no merece la pena jugársela a un solo partido.

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