Se las ingeniaron para que su trabajo no fuera afectado por la llegada de Bush. Unos 10 taxistas montaron una piquera improvisada para trasladar a las personas que venían del sector Oeste hacia la ciudad, y que eran dejadas en el puente de Las Américas, por las estrictas medidas de seguridad que reinaron ayer.

Uno detrás de otro estaban los taxistas debajo del puente vehicular que conduce al "Causeway" y muy próximo a las barreras policiales de seguridad para llevar a la gente, pero sólo hasta el Parque de Santa Ana y el Instituto Nacional.

Carlos Jaén, un taxista independiente, explicó que desde las 6 de la mañana estaba en pie de guerra prestando el servicio, porque la gente sólo tenía dos opciones: abordarlos o caminar.

Aunque sabían que habrían áreas restringidas, nunca pensó que dejarían a la gente tan lejos y que, además, ellos se afectarían porque no se permitiría el libre tránsito. Este servicio costaba 1 dólar, por lo que muchos prefirieron caminar, pero el negocio sólo les duró a los taxistas hasta las 10: 30 a.m, cuando un policía de tránsito dio la orden de paso.