Los ojos de la mayoría de los medios de comunicación, estaban puestos en la ministra Balbina Herrera. ¿La razón? Obvia, ¿cuál sería su reacción y desempeño durante la visita del vástago de George Bush, por quien en el año 1992 armó tremendo escándalo en la Avenida Perú frente al Parque Porras? Balbina estaba regia como de costumbre, con un rostro inexpresivo y se comportó a la altura, como en reiteradas ocasiones lo había prometido; eso sí, no fue a ninguna de las otras actividades organizadas por la visita de Bush. A diferencia de los demás miembros del gabinete de Estado, Balbina no usó los audífonos de traducción y, al parecer, lo entendió todo muy bien.
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