El Roma se llevó ayer de Lisboa un empate a dos goles que no mereció, gracias a un juego de especulación de típica escuela italiana que le valió para mantener su segundo puesto en el Grupo F de la Liga de Campeones.
Los italianos dieron en el estadio José Alvalade una lección magistral de cómo economizar esfuerzos y sacar algo positivo de un juego mediocre y sin aspiraciones, que se benefició del gol en propia meta del portugués Polga cuando faltaba un minuto para los 90 reglamentarios.
|